El timo Wakefield sobre la vacuna del sarampión
27 Oct 2013
Jeremy Andrew Wakefield, un médico británico nacido en 1957, pasará a la historia de la medicina como un gran farsante debido a su investigación fraudulenta sobre una posible relación entre la administración la vacunación "trivírica" -vacuna para prevenir el sarampión, las paperas y la rubeola- y la aparición de autismo y enfermedad inflamatoria intestinal. La posterior publicación, en el año 1998, de los supuestos resultados de su investigación en The Lancet -una de las más prestigiosas revistas de Medicina- y la amplia difusión que él mismo realizó de su "deshonesto e irresponsable" trabajo, desencadenaron una corriente de pánico que provocó un importantísimo descenso en el número de vacunaciones, cifrado en miles de niños de todo el mundo y, como consecuencia, un incremento dramático del número de enfermos de sarampión, sus graves complicaciones y muertes. A España llegó también su nefasta influencia y en algunas comunidades -Andalucía, Cataluña y Canarias- disminuyó el porcentaje de vacunaciones y surgieron brotes de sarampión, dando lugar a miles de nuevos casos de una enfermedad seria y prácticamente olvidada gracias a la vacunación. Cabe resaltar el registrado en Granada, no solo porque alcanzó a unos 50 niños, sino también por el hecho de que motivó que un juez, alegando una justa y acertada defensa de la sanidad pública, ordenase la vacunación forzada de 35 niños de un colegio a los que sus padres se negaban a vacunar. El supuesto daño de la vacuna, esgrimido por Wakefield, se relacionaba con un conservante del preparado, el thiomersal. Esta sustancia se utilizaba para evitar su contaminación y contenía mercurio, si bien en una cantidad muy reducida, por lo que no causaba daño y, en cualquier caso, para evitar problemas fue retirada de su fabricación. Publicado en Prensa - Faro de Vigo. Source